sábado, 18 de julio de 2015

Travesía La Baells - Sirulus Glanis Edition

Para mi, la natación en aguas abiertas es un deporte de sensaciones y emociones.  Desde el sabor del agua que entra en tu boca con cada respiración, pasando por la temperatura, las vistas del fondo, la compañía que llevamos, el flujo del agua en cada brazada... Hacen que cada travesía sea diferente y tenga un toque único y especial. Ese punto especial es lo que busco en cada salida, en muchas ocasiones resulta difícil describir, pero os aseguro que justifica madrugones y kilometradas. 

La Sirulos Glanis, nace de mano de Jaime en un grupo de whatsapp de amantes de la natación en aguas abiertas. La propuesta era irresistible para todo aquel que le guste nadar y quiera probar un entorno nuevo, nada parecido a nuestro frecuentado mediterráneo.


Empezando por el entorno, estábamos completamente rodeados de monte. Un lugar idílico para los amantes de la montaña. Desde el acceso en coche hasta el punto de inicio de la travesía, discurría entre árboles.


Tras 10 minutos de caminata, llegamos al punto de salida. Momento en el que aprovechamos para catar el agua y esperar a los primeros ángeles de la guarda (kayakistas) que dotarían de seguridad este magnífico evento.


Primeras brazadas y explotan las sensaciones. Un sabor dulce que nada se parece al mar, unas vistas propias de una postal, una temperatura muy agradable... A pesar de todo, fui cauto y nadé con neopreno. Me plantee quitármelo para disfrutar aún más de la sensación de libertad, pero el hecho de no haberme puesto protector solar, me quitaba las ganas. La próxima la nado SIN!



No había palabras para describir todo lo que estábamos disfrutando, era una auténtica pasada el poder nadar allí y hacerlo con seguridad. Lo mejor de todo eran todos los kayaks que nos acompañaron en la aventura. Ya no solo por el hecho de ir acompañado y seguro, sino por el hecho de que todos ell@s también estaban disfrutando. 


Si algo bueno tienen las aguas abiertas, es que permite conciliar con la familia. Mientras uno nada, la familia puede perfectamente llevar un kayak y ser partícipe de la aventura :)


Los ritmos de todos los nadadores no eran idénticos, pero las paradas cada 500m servían para reagrupar y comentar una y otra vez lo espectacular que resultaba nadar en ese entorno rodeados de monte, testigo de esta aventura.


Aquí uno de los más grandes con diferencia, el maestro Aguayo. Un hombre que derrocha valores y pasión por la vida. Todo un ejemplo para todos nosotros. Compartir brazadas con él siempre es un lujo. Aguayo, eres EL MEJOR!!!


Otro de los testigos de la travesía era la polémica central térmica de Cercs, de la que destaca su gran torre de refrigeración. Fue la última central eléctrica de carbón de Catalunya; generó empleo, activó el sector minero en la zona y propició la llegada del ferrocarril al municipio. Actualmente acoge un centro e investigación de energías renovables. "Renovarse o morir".


500m, parada, 500m parada... 500m, parada y reflexión. Estoy cansado, pero ojalá esto no terminase nunca. El agua me libera, me aisla y me relaja. Habrá quien piense que estamos locos (y quizás tenga razón), para mi esto es terapia. La natación me da la vida que nos roba el estrés del día a día. Quién pudiese ser un pez, para estar siempre en el agua...


Tras dos horas de aventura llegamos al puente de la carretera, último reagrupamiento bajo el puente de la carretera y se empezó a maquinar la próxima. La sirulos Glanis nos ha enganchado a esto de nadar en pantanos. Queremos más!!!


Tras encarar los últimos 500m y disfrutar del avituallamiento 10 que nos preparó Inés, pusimos fin a esta magnífica aventura.


Muchas gracias Jaime, muchas gracias Inés, muchas gracias kayakistas y muchas gracias amigos. Jornadas como esta en las que tanto se disfruta, le dan sentido a la vida!

SIRULOSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!

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