Etapa 3 de 77. Día nublado y con chubascos débiles, olas 0,8m en adelante,
viento y corriente desfavorable, temperatura del agua a 16ºC y la unión de
Premià con Mataró (7,4km) por delante. -Se podía nadar? SÍ! –Eran condiciones
ideales? NO, Pero fuimos a por ello!
Creo que todo el mundo tenía claro que la etapa de hoy iba a ser dura, pero
no hasta que nivel… Como he dicho antes, las condiciones no eran ideales y el
día no acompañaba mucho. Sin pensárnoslo dos veces y llegados a este punto, nos
tiramos al agua y empezamos a nadar desde Premià con rumbo a Mataró.
Primeros minutos dando brazadas y comprobamos en nuestras carnes lo que parecía
evidente, la corriente. Tan deseada
cuando corre a tu favor, como odiada cuando la tienes en contra. No solo juega
contigo físicamente, sino también psicológicamente. Resulta odioso tener la
sensación de “darlo todo” y apenas no avanzar. Brazada tras brazada comprobar que
nada se ha movido de sitio, la misma roca, el mismo árbol, el mismo edificio…
Ansiedad, estrés, frustración… elementos depositados en tu mente por la
corriente y hay que entrenar y aprender a dominar.
Brazadas y más brazadas, pasaban los minutos pero no los kilómetros (bueno,
sí que pasaban pero muyyyyy leeentooos). La corriente no era el único factor
que estaba en contra de hacer posible el reto, el oleaje y concretamente su
dirección completamente en diagonal no nos facilitaba nada las cosas y lo único
que conseguía era desorientarnos y provocar continuos cambios de rumbo en
nuestra travesía.
Hasta aquí podría quedarme con todo lo negativo y pensar que el día de hoy
hubiese sido mejor quedarse en casa, pero no fue así. Hubieron cosas buenas,
cosas que remaban a favor y una cosa estrecha que daba vueltas en mi mente y convertía
el reto de hoy en un entreno para “mañana”. Queréis detalles? Pues ahí van…
El placer de nadar
acompañado. Nadar sólo me
resulta una rallada, soy “casi” incapaz de hacerlo. El hecho de nadar
acompañado me transmite la sensación que el esfuerzo y sufrimiento es compartido,
que no estoy sólo en la burbuja de aislamiento que se genera al entrar al agua.
Es evidente que no podemos entablar conversación, pero no es motivo para ir
cada uno a su bola. Prefiero ir más lento que ir solo, y como los cracks corren
mucho, me quedo con los mortales, primero con Ramón hasta su retirada (tenemos
que vovler y completarla entera) y después con “El Presi” de Natació-BDN.
Darte la oportunidad de
perseverar. La distancia hacia
la orilla era de 200 metros o menos, la distancia hacia Mataró era de “a saber”
y con muchas cosas en contra. Llega un momento en el que te planteas tomar el
camino más fácil y retirate, resulta inevitable sobretodo cuando disfrutar, lo
que se dice DIS-FRU-TAR no lo estás haciendo. La reflexión me resultaba
sencilla, -Estoy tocado físicamente (mareo, frio o fatiga)? No. Y mentalmente? Un
poco… sencilla reflexión para tan difícil decisión, pero hay que seguir
adelante si físicamente estás bien y a la mente engañarla o evadirla. Pero
sobretodo darnos la oportunidad de hacer posible el reto, no llevamos dos horas nadando para nada, y no estaba en las aguas de
Vilassar con el neopreno puesto y un gorro que dice TRAVESSIA CATALUNYA NEDANT por
pura casualidad. Hay que ser fuerte, luchar y defender tu sueño.
Evadirte y soñar. Quizás algunos me tildéis de loco, o
quizás sea por beber agua de mar… Hoy era imposible engañar a mi mente e
imaginar que nadaba en aguas de islas paradisiacas, pero sí fue posible engañar
a la mente y transportarla a las aguas del estrecho de Gibraltar. Agua fría, corrientes,
viento y oleaje… Una dura travesía… hacia otro continente. Muchas cosas fantaseaban
en mi mente. Mientras soñaba despierto, los metros iban pasando y Mataró cada
vez estaba más cerca, como también lo estaba África ;)
Fue duro pero lo conseguí!! Por ahora la travesía más dura que he nadado
nunca. 8.400m y 3h30’ en el agua. Costó mucho pero al fin llegué a Mataró. Que no quepa ninguna duda de que cuando se consigue algo que ha costado mucho, se multiplica por mil la sensación de satisfacción.
Agradecimientos a todo el colectivo TCN y sus colaboradores, a Cristina por estrenarse de
kayakista en travesías de natación y a la Guardia Civil por hacer acto de
presencia con su patrullera.
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