Normalmente suelo dejar los agradecimientos y felicitaciones
para el final, pero esta travesía ha estado tan bien organizada que quiero
empezar por lo importante. En primer lugar, gracias a Triatletas en Red por
sortear la inscripción que me ha permitido asistir y disfrutar de esta
aventura. En segundo lugar agradecer y felicitar a todos los voluntarios,
kayakistas y organizadores de este magnífico evento.
Al llegar a St. Feliu, el mar
nos estaba esperando con los brazos abiertos, muy llano y con algo de corriente
a favor. El día invitaba a nadar a pesar de que el sol no se atrevía a salir
del todo y se escondía tras las nubes.
Después de recoger el dorsal,
almorcé un bocata entre amigos y corriendo para el autocar que nos llevaba a la salida.
Al llegar a cala Canyet tocó enfundarse el neopreno y esperar hasta el momento
de la salida.
Tras pasar por la alfombra para
validar el chip y entrar a la playa, me tomé un par de minutos de nostalgia y
reflexión mirando al mar. Casi hace un año nadé mi primera travesía en el port
del Masnou, fueron 1200m en aguas oscuras y con sabor a petróleo. Ahora, voy a
celebrar mi primer año en este mundillo, nadando en aguas claras y llenas de
vida. Todo un lujo!!!!!
Normalmente en estos momentos
previos a la salida me suelo poner algo nervioso, pero en esta ocasión estaba
relajado. Sabía que me esperaba una travesía de lujo en la que podría evadir mi
mente contemplando la belleza y riqueza de sus aguas. Disfrutar era el único
objetivo y el tiempo que tardase en acabar era completamente secundario.
Arranca la salida y todo va como
la seda, ningún golpe ni percance con nadie, la actitud de los nadadores es muy
respetuosa, no tiene nada que ver con el triatlón, dónde algunos iluminados
directamente nadan con los puños cerrados…
Primeras brazadas y como siempre
me cuesta mucho arrancar y coger un ritmo cómodo, pero lejos de centrarme en mi
técnica de natación me limito a observar el fondo marino y todos los pececillos
que se dejaban ver. Cuando me quise dar cuenta, ya habían pasado mis 20 minutos
de puesta en marcha y ya estaba nadando con un ritmo muy cómodo acompañado por
otros nadadores.
A pesar de que todo empezaba a ir sobre ruedas, apareció un
incordio, se me empañaban las gafas continuamente y tenía que parar cada poco a
desempañarlas. He de decir que no hubo ni una sola vez de las que parase, en
las que no se me acercase un kayakista para preguntar si tenía algún problema. Me
sentí controlado en todo momento! Es muy agradable estar nadando y saber que
hay gente velando por tu seguridad. Un 10 para ellos y un 0 para mis gafas!
Tendré que comprar un liquido anti-vao, acepto sugerencias!
En 25 minutos llego al primer avituallamiento que estaba
situado a 2km de la salida. La corriente a favor hace que volemos sobre el agua.
Un vasito de acuarius, otro de cocacola y a seguir disfrutando del entorno.
Aquí el grupo con el que iba se despistó y nos desviamos un
poco del circuito, pero rápidamente los kayakistas nos redirigieron hacia la línea
de boyas. Una vez dentro del circuito voy apretando el ritmo y estirando la
brazada.
En una de estas brazadas me llevo por delante una medusa con
la mano. Al nadar más pendiente del fondo que de la superficie no me había dado
cuenta de su presencia. Más tarde volví a tener contacto directo en la cara con
otra. Me quedé muy desconcertado, ya que no sentí nada excepto su gelatinoso
tacto. Me llegué a plantear de que el protector solar antimedusas funcionaba,
pero lo cierto es que al terminar la travesía, Sonia nos explicó que estas
medusas, las "Aurelia aurita" no son orticantes. De haberlo sabido no me hubiese
sugestionado tanto al nadar entre ellas. Quizás les tengo tanto pánico por el
hecho de que nunca me haya picado ninguna…
Llego al ecuador de la travesía y del grupo que éramos solo
quedamos yo y otro nadador. Cuando me quiero dar cuenta ya me estaba pidiendo
otro acuarius en el segundo avituallamiento, aquí me tomé un par de minutos
para descansar y afrontar el resto de la travesía de una atacada.
A partir de esta zona el mar estaba un poco cachondo pero se
podía nadar bien. Rápidamente llegamos al espectacular paso del Freu y ya volvia a estar
todo más calmado. Alcé la vista y ya se veía al final de todo la llegada.
Aproveché este último kilómetro para seguir disfrutando de
la riqueza del fondo marino. Bajo mi un gran banco de salpas que me dejaron
claro que tengo que volver a estas playas a hacer snorkel. Enseguida se cambió
el fondo rocoso por la arena y cuando me quise dar cuenta ya estaba saliendo
del agua y cruzando el arco de llegada con un tiempo de 1h38’ los 6km. (la
corriente a favor hizo maravillas) A escasos segundos llegó Ultraquim, de haber sabido que íbamos al mismo ritmo hubiese sido un acierto nadar juntos... a la próxima lo estudiamos.
Para rematar la travesía, una completa botifarrada entre amigos que
supo a gloria :) Mejor imposible!!!!
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