lunes, 12 de noviembre de 2018

Viaje a Marruecos: El regreso (día 8)

Nuestra vida la gobierna el tiempo, él manda y dictamina absolutamente todo marcándolo con una fecha de caducidad. Aún no tengo claro que seamos conscientes de que nada es eterno ni perpetuo, como tampoco lo somos de la fecha de caducidad que tienen algunas cosas tan importantes como puede ser nuestra vida.

Cuando algo termina siempre me entra la nostalgia y ese momento fue en la última cena del refugio. El menú no tenía nada de especial, era idéntico a todas las cenas anteriores y creo que todos coincidimos que aunque teníamos ganas de volver a nuestras casas a comer "normal", echaríamos en falta aquella sopa de Harira por todo lo que llegaba a significar (montañas, compañerismo, manto de estrellas, naturaleza, cultura, aventuras, relax, saboteurfrisbee...) Es en esos momentos de nostalgia cuando miras atrás y valoras esas vacaciones de principio a fin.

Unos días antes de volar para Marruecos escuché una frase en un ámbito de duelo que ojalá nunca hubiese tenido lugar:

"El día que naciste todos sonreían y tu llorabas.
Vive de manera que el día que te mueras
todos lloren y tu sonrías"


Te das cuenta ya no de lo vulnerables que somos; sino de que la vida está para vivirla plenamente, que no tenemos que postergar eso que te apetece ahora, que no tiene sentido vivir enfadado, reprimido o sencillamente quedándote con las ganas de hacer aquello que tanto deseas pero decides no hacerlo y luego te come por dentro, que las oportunidades vienen y van pero aveces no vuelven, que no merece la pena gastar el tiempo en discusiones o relaciones que no sumen... Sencillamente porque desde que nacemos estamos muriendo y no sabemos hasta cuando. Por suerte contamos con poder estar ahora presentes y tener en nuestras manos la capacidad para decidir el modo de vida que queremos llevar. 

En definitiva, esa fue la linea base de la actitud en esta aventura, vivir y disfrutar con la certeza de que el día que llegue esa maldita fecha de caducidad pueda estar orgulloso y satisfecho por todo lo bailado. Desde aquí mando un sentido abrazo a toda la familia de Jordi Leira.

Acabada la cena y muy satisfecho por la valoración global de la aventura, hicimos las mochilas y lo dejamos todo listo para volver a Imlil la mañana siguiente. Ya de día y con todo listo para irnos, nos despedimos de los trabajadores del refugio pronunciando un Insh Alahh (si dios quiere) mientras nos llevamos la mano al corazón. Esta es una forma de despedirse de alguien a quien se tiene afecto, deseando esperanza en un reencuentro futuro.

Momentos antes de volver a Imlil
El camino ahora era todo cuesta abajo y lo que tardamos 5 horas en subir se hizo en 3 horas de bajada. Era sábado y nos cruzamos con un gran número de personas que subían al refugio a pasar su fin de semana, como también con largas procesiones de mulas que traían víveres al refugio a las que era conveniente ceder el paso.

Procesión de mulas
A medida que descendías altitud se iba haciendo notar el calor que le corresponde a esa latitud en un clima árido y seco. También aparecían los primeros árboles y el oasis de Chamharouj dónde paramos a tomar un refrigerio y hacer los últimos truques. Por si no lo dije en la publicación de la subida al refugio, el camino está lleno de puestos Bereber dónde  puedes comprar bebidas y souvenirs. Tal vez por eso ves a mucha gente de allí que hace la subida prácticamente con lo puesto.

Aperitivo en Chamharouj
Durante el camino no faltaron los baños en las pozas para mitigar el calor. Allí el agua no estaba ni la mitad de fría que en lo alto del refugio pero refrescaba igual.

Ultra poza próxima a Chamharouj
Como todo treking que ya conoces el camino, cada uno va a su ritmo y terminas separándote (en mi caso me quedé solo). Recuerdo a Ibrahim explicándonos que era la fiesta del cordero y que lo celebraban mucho y que estábamos invitados a comer a su casa, también nos explicó algo de un disfraz y bromas. Son cosas que no terminas de entender hasta que las ves y las hueles. Ante nosotros, las horas de máxima inmersión cultural de la Aventura en Marruecos. Entro a la kasbah por la calle principal y se sentían tambores festivos, tuerzo a la derecha y allí estaba el mismísimo "chupacabra".

Fiesta del cordero
Es tradición durante la festividad del cordero matar los corderos, comerlos durante los días que dura la fiesta y lo más sorprenderte y perturbador, la aparición del cordero bípedo con cabeza de cabra que persigue niños y adolescentes por las calles mientras se defienden con palos. El "bicho" que estaba envuelto de un enjambre de moscas y olía a pútrido... consiguió asustar a la mula hasta el punto de desbocarse. Una tradición típica del Atlas de la que hay escritos desde el siglo XIX:

“Cuando era crío, ni salíamos de casa. El miedo era tremendo mientras esta especie de cabezudos corren desaforadamente tras los jóvenes por los lugares más inesperados y peligrosos. La costumbre se repetirá mañana y el lunes con Bilmoun cambiando de identidad. El vecindario, a cambio, prepara a estos voluntarios un baño en el hamman de Imlil. El fuego para la sauna lo hacen con ramas nacidas en la tierra en la que creen."

La inmersión cultural continuó en la casa de Ibrahim dónde una de sus mujeres hizo honor a la hospitalidad que caracteriza al pueblo Bereber y nos preparó un buen festín dónde tomamos la que para mi es la mejor foto de esta aventura.

Casa de Ibrahim (Xavi, Xavi, Alex, UltraLuis, Gemma, Joan, Juanan y "su" churumbel)
Seguimos el camino hasta la casa del mulero que nos invitó a un té, llegada a Imlil, traslado a Marrakech, compras regateras de souvenirs, diarreas, fortasec, última noche escuchando los rezos nocturnos, vuelo a Barcelona...

Ya en casa empiezas a deshacer la mochila y vas viendo todo lo que te has traído de esta aventura, una cultura conocida desde muy cerca, muchos menos prejuicios y más empatía por el pueblo marroquí, un cuatromil que se hizo respetar, otra forma de ver la montaña, cientos de vivencias y batallitas que contar, crecimiento personal, ganas de volver para ir de mochilero a Esauira y Chauen... y la más importante de todas: amistades reforzadas tras una convivencia intensa y prolongada.

Un abrazo a todos y hasta la próxima aventura :)

Insh Alahh!!

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