lunes, 5 de noviembre de 2018

Viaje a Marruecos: los otros 4000 (día 5-7)

Con Jebel Toubkal ya en la lista de retos conseguidos, por delante teníamos 3 días libres en el Alto Atlas que dieron para intentar otros cuatromiles menos conocidos e igual de próximos que el coloso Toubkal.

La información que disponíamos se limitaba a un track de gps y lo que preguntábamos a los guías en el refugio, que siempre con una sonrisa de oreja a oreja te decían que era fácil toooodo era fácil (para ellos 15minutos, bien, fácil,...), para los demás era una verdadera aventura digna de documental "al filo de lo imposible".

Y no digo esto porque sí, sino porque todos los caminos empezaban igual, sendero sinuoso que poco a poco va ganando altura, mucha verticalidad en algunos tramos y un "pero" importante.
Subida al Ras y Timesguida

Y es que a falta de 100 metros de altura para coronar, aparecía una grimpada complicada que a montañeros nobeles y con vértigo como yo les hacía plantearse dos cosas: asumir riesgos totalmente innecesarios para seguir adelante, o bien quedarme en el collado conectando con la naturaleza. 


Grimpada del Ras


En mi caso y en el de la mitad de la expedición, siempre ganaba la segunda opción. Allí en medio de la nada, sin cobertura de ningún tipo, en el caso de necesitar asistencia no quiero ni imaginarme como son los medios de rescate, servicios sanitarios, etc... El hecho de ver cómo se despeñaba el teléfono móvil de Joan montaña abajo ya me hizo una idea de lo que puede pasar ante un resbalón tonto...

Amo mucho mi vida como para exponerla de forma innecesaria por conseguir un selfi en la cima, veo que sumar picos sólo alimenta el ego, la montaña se puede disfrutar de muchas formas y lo más importante de todo, para conectar con el momento presente no hace falta realizar actividades extremas que requieran la máxima concentración, a mi me basta con cerrar los ojos y empezar a respirar profundamente. Dicho esto y justificado mis "otros casicuatromiles", enhorabuena a los cuatro valientes que sí coronaron Ras y Timesguida.


La ascensión del día siguiente al Akioud fue aún más extrema. Empezaba sencillo pero contaba con todo el cansancio acomulado de toda la semana, con unas piernas que no eran ni la sombra de lo que habían sido, la subida por la tartera se me hizo intermináblemente larga y vertical.


Ascensión del Akioud
En esta excursión me di por vencido cientos de veces pero siempre venia alguien al más puro estilo "mosca cojonera" y te enredaba para seguir subidendo un poco más. Si dios los cría, ellos se juntan.


Ultrafoto de Swimmers

Si algo bueno tenia esta subida es que era totalmente distinta al resto, bajaba un pequeño arrollo fruto del deshielo de un nevero de poco más de un metro cuadrado y todo lo que rodeaba al torrente estaba verde. Mis intentos por tirarme allí a retozar y leer mientras el resto hacía su camino eran frustrados por aquellos amigos que siempre tiran de ti...


Observando al coloso Akioud
Igual que pasaba con Ras y Timesguida, en la ascensión del Akioud, a falta de menos de 100metros para llegar a la cima, aparecía una tartera muy vertical que no tenías bien claro por dónde atacar. Tres fueron los valientes que lo coronaron exponiéndose a un descenso que tardarán en olvidar, yo en cambio no olvidaré las tajadas de melón que corté y todos nos comimos a media bajada. Puede un melón subir a 4.000 metros de altura? si va en la mochila de Joan SÍ!


Añadir leyenda
De todos los días destinados a "los otros cuatromiles" el que mejor lo pasé fue el que nos aventuramos Xavi, Gemma i yo a seguir el sendero que iba al lago de Ifni quedándonos en lo alto del collado. La sinuosa ascensión la bautizamos ya el primer día como "el camino de Mordor".

Visto desde enfrente
Una ladera impresionante que teníamos que subir sí o sí. A pesar de lo sinuoso del camino, el sendero se subía muy fácil, de hecho lo hacían mulas (esto me recuerda a la frase: lo hacen niños) pero verdaderamente era sencillo comparado con todos los otros y rápidamente se llegaba arriba del todo dónde tenías unas bonitas vistas del otro lado del Atlas, el lago Ifni, hasta perderte en el desierto hasta el infinito... 

Visto desde arriba
El collado era un lugar que invitaba a sentarse, observar e incluso maquinar un regreso alternativo por ese sendero hasta Ifni en lugar de volver por Imlil cómo estaba haciendo un mochilero colombiano con el que estuvimos conversando allí mismo. En esta aventura ya no podía ser, pero si más adelante regreso en "petit comité", solo o sin una hoja de ruta tan bien definida, sé que tendré tantas opciones y alternativas como voluntades tenga.

Collado de Ifni
Salaam!

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