domingo, 30 de septiembre de 2018

Viaje a Marruecos: Imlil - Refugio de Toubkal (día 2)

En vista del éxito del turisteo en Marrakech, el segundo día de esta aventura la mayoría nos levantamos con ganas de marcharnos de allí para ir al plato fuerte de este viaje, el alto Atlas. Nos subimos a un taxi de latas de sardinas que por un precio pactado de 35€ nos trasladó hasta Imlil. Muy lejos de los 120 que nos querían soplar las agencias de viajes y excursiones para guiris.

Asardinados en el Taxi
El chófer nos dio a conocer un poco de su cultura con dos detalles que me marcaron, por un lado demostró que son gente de palabra, pues a la vuelta tras 7 días incomunicados estaba allí para recogernos, lo mismo para llevarnos al Aeropuerto de vuelta. Posiblemente con nosotros hizo la semana, pero está claro que se puede vivir sin móvil ni whatsap... Por otro lado te muestran la parte amable y servicial, no has de preocuparte de nada. Ni dos minutos habían pasado de llegar a Imlil que ya nos había buscado un mulero para cargar las mochilas y nos dijo dónde tomar un té de menta antes de empezar el treking

Mónica y el Mulero
A pie de parking de taxis empieza la aventura, nuestra mula llamada Mónica cargó con todas las mochilas pesadas y realizó el trabajo duro. Esas mulas son muy duras, teniendo en cuenta que el mulero la cuida mucho por ser su única herramienta de trabajo, el animal no sufre nada y no hay maltrato animal por ningún sitio. Contratando una mula por unos 15-20€ estás ayudando a la economía local y evitando la extinción de este animal tan noble y manso, ah! la mula te hace también la función de guía/gps!

Calle principal de Imlil
Té, fruta, provisiones y arranca la caminata por la calle principal de Imlil. Enseguida toma un desvío a la derecha por un camino de tierra en el que empieza la ascensión. Partimos de una altitud de 1.700m y tenemos que sumar 1.500m hasta llegar al refugio que se encuentra a 3.207m, una caminata ascendente de unos 12km y 5 horas de duración aproximada. En wikiloc hay cientos de traks sin pérdida.

A los 10 minutos llegó la primera parada técnica, para llenar el deposito de combustible de Mónica. Cuando piensas en marruecos te viene a la cabeza desierto, pero esa zona es rica en agua, cerca de allí hay unas cascadas en las que muchos Marroquíes vienen a pasar tiempo de ocio, lo mismo con unas pozas que se encuentran a la mitad del camino entre Imlil y el refugio. En todo caso hacía mucha calor y haber empezado la caminata al medio día no ayudaba mucho.
Gasolinera para mulas
La ascensión continua dejando atrás las cascadas y ganando altura hasta una pista de tierra dónde se ve una gran kasbah (medina o barrio) al otro lado del valle, separado por el río. Una de esas casas es de Ibrahim, el encargado de refugio que nos invitó a comer allí de vuelta. Como anécdota que nadie entenderá y que sacará una sonrisa a los que estuvimos allí, el refugio estaba a quince minutos, fácil... :) 


Abandonando Imlil
Llegado a ese pueblo hay una gran llanura en forma de tartera que hay que atravesar y justo en medio estaba el campo de fútbol de la kasbah. Si no fuese por la ausencia de vestuarios, me recordaba al equipamiento deportivo que había en mi pueblo antes de la popularización del Pádel.

Campo de fútbol
Se acaba la tartera y empieza la subida sinuosa que da la bienvenida al Parque Nacional de Toubkal. La única complicación que encontré fue la calor, algo que personalmente llevo muy mal y allí pega muy fuerte. El consuelo era ganar altura para dejar las calores abajo.


Cartel del Parque Nacional Toubkal
La parte buena y dominguera es que en la ascensión hay muchos puestos Bereber en los que venden refrescos, agua y zumos, puedes comerte un Tajine de pollo y verduras... Mientras tengas Dirhams no te faltará de nada y si no tienes, siempre puedes recurrir a algo tan tradicional como el trueque, algo que casi prefieren por la dificultad de encontrar según que cosas allí en medio de la nada. Que tienes una camiseta del Cobi y ya no te pones? una gorra del Barça? los Bereber estarán encantados de cambiártela por un pañuelo, gorro o cualquier otra cosa.


Postureo tras el trueque
Lo más bonito de este treking bajo mi punto de vista es el cambio de vetegación y montaña según se va ganando altura. Los árboles dejan paso a los arbustos, pequeñas plantas en flor, cardos y muchas rocas... Piedras que han sido testimonio del la formación de esas montañas, del paso del tiempo. Resultaba hipnótico caminar en ese valle rodeado de montañas colosales casi más altas que el sol, de hecho sorprendía lo pronto que se perdía de vista tras ellas.

















Por el camino y casi a punto de llegar, recuerdo una conversación sobre cuántos tresmiles había hecho anteriormente y lo cierto es que se podía decir que este era el primero. Posiblemente me he saltado unos cuantos pasos previos para llegar allí, pero la ilusión por llegar al refugio y enfilar días después Toubkal quitaron peso a mi "falta de galones" en altura, dónde sólo has de poner un pie detrás del otro y repetir.


Refugios de Les Mouflons y CAF

Al poco de pasar los 3.000m de altura se entredeja ver el refugio a lo lejos. En ese punto ya notaba falta de oxígeno, la fatiga de a caminata y el golpe de calor. La sensación de cansancio era bastante grande y no tendríamos cerveza de premio pero sí un gran puchero de Harira, que consiste en una sopa de pollo, verduras y legumbres que se cenaba cada noche y días como hoy echo de menos :)

Primera cena
Bien? Yallah!!!!

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